Aquí te presentamos diez tips para no comer lo que más engorda. Porque es difícil que alguien pida fruta de postre cuando hay torta de chocolate, o que bebamos agua cuando hay gaseosas ¿Qué nos empuja a comer así?
Son muchos los condicionantes que influyen nuestra elección. «A diario se toman unas doscientas decisiones relacionadas con la alimentación, y a muchas de ellas no se les presta la atención que merecen», indica Brian Wansink, experto en asuntos de la conducta alimentaria.
La clave: poner consciencia
Somos influenciables a la hora de escoger entre unos productos y otros. En este sentido, es curioso cómo los fabricantes de productos menos saludables (dulces, snacks, gaseosas, etc.) son quienes mayores esfuerzos hacen en cuestión de marketing alimentario, a sabiendas de que el aspecto de sus productos (envases y tamaño de las porciones, diseño, prominencia, reclamos de salud, características del etiquetado nutricional) tienen una influencia determinante en nuestra elección alimentaria.
A través del libro “Eat, Drink & Be Mindful’ (Comer, beber y ser conscientes), la autora y doctora Susan Albers resume en diez claves de cómo iniciarse en el proceso de comer de manera consciente. Ser capaces de identificarnos con uno o varios puntos de la siguiente lista ayudará reflexionar y analizar personalmente el grado de consciencia en todo lo que concierne la hora de comer, así como la asociación que puede existir entre esa conducta y las distintas sensaciones que se tengan, tanto físicas como emocionales.
¿Con qué conducta te identificas?
- Paro de comer cuando me siento lleno.
- Como cuando tengo hambre (sensación distinta al apetito, o a comer por «emociones»).
- No picoteo.
- Saboreo cada bocado antes de comer el siguiente.
- Pienso cómo afecta el valor nutritivo de los alimentos que como a mi cuerpo.
- No juzgarme cuando de manera circunstancial (no habitualmente) he comido demasiado.
- No realizo otras tareas mientras cómo. Cuando como, solo como.
- Ser capaz de dejar algo de comida en el plato cuando no quiero más.
- Comer despacio, masticando bien cada bocado.
- Reconocer cuando estoy comiendo de manera consciente (siento cómo crujen los alimentos en la boca, percibo el olor de la comida, etc.).
Las cinco ventajas de comer a conciencia
Comer de manera consciente no significa limitar el consumo de alimentos ni seguir una dieta restrictiva, sino que persigue justo lo contrario; convertir la comida en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o en un signo de arrepentimiento. Lograr una relación equilibrada, respetuosa, sana y feliz con la comida y la alimentación. Son varias las ventajas que se experimentan tras iniciarse en el proceso de comer de manera consciente, tal y como plantea la experta:
- La comida se convierte en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o en motivo de arrepentimiento y frustración.
- Se ralentiza el ritmo de las comidas, lo que permite al cerebro tener tiempo para recibir las señales de saciedad del estómago. Estas circunstancias son favorables para bajar de peso.
- Optimiza la digestión. Algunas investigaciones han demostrado que cuando la atención no se centra en comer, nuestro proceso digestivo es un 30-40% menos eficaz de lo que debería ser, lo que lleva a gases, hinchazón y malestar.
- Se está más sensibilizado con el tema alimentario; aumenta el conocimiento sobre las características y propiedades de los alimentos, lo cual favorece una alimentación más sostenible, la apuesta por la compra de alimentos locales, orgánicos y más respetuosos con el medio que nos rodea.
- Se toma conciencia de que comer con la familia fomenta la conexión más profunda. También permite crear un modelo saludable de conductas alimentarias de los hijos.
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