Ingerir poco agua genera enfermedades

Ingerir poco agua genera enfermedades

09/05/2014 • Informes • Views: 206

Para que las múltiples reacciones químicas que se desarrollan en nuestro organismo sean posibles hace falta ingerir cada día suficiente agua.

Ingerir poco agua no sólo impide el correcto funcionamiento del organismo sino que puede provocar muchas patologías. Su importancia lo ignora el 99% de la población. Por supuesto, todos entienden la importancia de beber agua potable lo más limpia y purificada posible pero hasta ahí llega su conocimiento.

Buena parte de las enfermedades -especialmente las degenerativas- las causa la deshidratación del organismo ante la carencia crónica de agua no es una afirmación gratuita: está fundamentada científica y clínicamente.

«La deshidratación crónica es el estresante principal del cuerpo y la responsable desconocida de la muerte de millones de personas…”

Es la responsable de la mayor parte de fallecimientos por enfermedad, muy por encima de cualquier otra afección. Sin embargo, los arrogantes sistemas sanitarios de los países supuestamente avanzados no la consideran importante y siguen tratando a los enfermos con productos químicos en vez de con simple agua hasta que, al final, logran que aparezcan problemas de verdad».

Falta de agua

Cuando nos deshidratamos el organismo reacciona aumentando la producción del neurotransmisor histamina a fin de regular la cantidad de agua disponible. Sólo que cuando eso sucede y la histamina y sus reguladores de agua subordinados son demasiado activos pueden aparecer alergias, asma y dolores crónicos en diferentes zonas del cuerpo, desde el dolor dispépsico hasta el artrítico reumatoide pasando por el de angina, el lumbar, el de piernas, la migraña, la colitis. Y es que aunque esos dolores se perciban en zonas localizadas en realidad están avisando de que hay deshidratación de todo el organismo.

Saber esto es importante, especialmente entre los médicos. Porque si tales síntomas no se reconocen como avisos urgentes de que el organismo necesita agua, llegando entonces a una posible deshidratación crónica que puede causar a largo plazo muchos e irreversibles daños.

Enfermedades cerebrales

La deshidratación crónica de las células cerebrales junto a la falta de sodio y de un aminoácido esencial -el triptófano- son la principal causa de las patologías cerebrales: Alzheimer, Parkinson, Esclerosis múltiple, Ataxia cerebelosa, la depresión…

De hecho hay otros factores como, por ejemplo, el exceso de aluminio en circulación dentro del cuerpo. Una posibilidad que se fundamenta en el hecho constatado de que el aluminio está muy presente en el agua ya que hasta en las sociedades occidentales tecnológicamente más avanzadas se utiliza sulfato de aluminio en el proceso de desinfección del agua potable de las ciudades. En el cerebro, como decimos, es imprescindible tanto un buen nivel de hidratación como de sodio en el interior de las células pues ello es absolutamente esencial tanto para la generación de la energía hidroeléctrica con la que se nutre como del buen funcionamiento de los mecanismos de neurotransmisión.

Pues bien, al parecer la deshidratación causa una grave carencia de triptófano en el cerebro. Y cuando eso sucede, cuando los niveles de triptófano son inferiores a lo normal -este aminoácido es muy sensible al estrés.

El agua en la digestión

También en el proceso de digestión el agua es fundamental. Cuando comemos el organismo segrega en el estómago el denominado jugo gástrico, una solución muy corrosiva compuesta básicamente por ácido clorhídrico diluido y una enzima inactiva llamada pepsinógeno que se transforma en pepsina y tiene como función descomponer las proteínas en elementos más pequeños -los péptidos- para proceder a su metabolización.

Luego, a medida que el estómago hace su trabajo, las porciones no metabolizadas son trasladadas al intestino delgado a través de otra válvula: el píloro. Sólo que antes de pasar al intestino delgado el páncreas segrega -además de dos enzimas (la amilasa y la lipasa) y dos proteasas (la tripsina y la quimotripsina) que continúan con el proceso digestivo- una solución bicarbonatada para alcalinizar el entorno y contrarrestar la acidez con la que llega el alimento del estómago.

Pues bien, para fabricar esa solución bicarbonatada el páncreas necesita una gran cantidad de agua circulante. Y cuando el cuerpo está deshidratado eso no es posible con lo que el proceso digestivo no puede realizarse de forma eficiente.

En otras palabras, cuando el cuerpo está deshidratado, cuando tiene escasez de agua, no hay garantía de que el jugo gástrico sea neutralizado debidamente. Dicho esto, hay que añadir que la falta de agua provoca también otras dolencias. Es el caso de la colitis -o inflamación de colon- y del estreñimiento al que frecuentemente va asociada. Una situación que se agrava cuando, comida tras comida, seguimos sin beber suficiente agua y se acumulan en el intestino grueso las heces endurecidas (lo que llamamos estreñimiento). Proceso que con el tiempo termina causando dolor e inflamación en el colon -a veces con infección- y que es lo que conocemos como colitis.

Artritis

Para la Medicina convencional la artritis es una enfermedad producida por la alteración patológica del cartílago -uno de los tejidos que forman las articulaciones-, lo que provoca dolor e hinchazón en las articulaciones que, con el paso del tiempo, pueden llegar a lesionarse gravemente provocando artrosis, es decir, deformaciones de los huesos. La Artritis Reumatoidea, en cambio, se achaca a un mal funcionamiento del sistema inmune y afecta más a menudo a las manos y los pies. También se cree que puede llevar a ella la gota, el lupus y la hepatitis viral.

Lo más grave, en cualquier caso, es que en realidad oficialmente se desconoce la causa -sólo hay elucubraciones- y el futuro de quienes padecen esta «enfermedad» es sufrirla de por vida consumiendo constantemente antiinflamatorios, analgésicos y otros paliativos que engorden las cuentas de la industria farmacéutica.

Sin embargo, los millones de personas de todo el mundo que sufren alguna forma de artritis deberían saber que también en su caso el problema suele estar causado también por una deshidratación crónica. Los dolores en las articulaciones deberían de hecho considerarse meros indicadores de falta de agua en la superficie del cartílago de la articulación afectada. La superficie del cartílago de los huesos contiene mucha agua encargada de lubrificar las articulaciones y permitir que las dos superficies opuestas resbalen libremente entre sí durante el movimiento. Lo que permite a un cartílago bien hidratado que el deterioro a causa de la fricción sea mínimo.

En suma, para evitar la artritis lo que habría que hacer es tomarse en serio el primer dolor inicial, empezar en ese momento a ingerir suficiente agua diariamente y doblar suavemente y de forma constante las articulaciones para activar la circulación en la zona a fin de recuperar la movilidad. Y solo si el dolor no desapareciera en unos días, consultar al médico.

El lumbago

Obviamente, lo dicho es válido para las articulaciones vertebrales de la columna. Con la diferencia de que en ellas el agua no sólo lubrifica las superficies de contacto sino que la almacena en el corazón de los discos intervertebrales para así soportar la presión del peso de la parte superior del cuerpo. De hecho, se calcula que el 75% del peso de la parte superior del cuerpo es soportado por el volumen de agua almacenado en el núcleo del disco de la 5ª vértebra lumbar mientras el otro 25% es soportado por la materia fibrosa que existe alrededor de ese disco. Pues bien, cuando hay deshidratación los discos intervertebrales y las articulaciones de la columna están entre los primeros órganos afectados. Y que su valoración parece correcta lo indica que la afectación del 5º disco lumbar -cuya función es tan importante para mantenernos erguidos- suele producirse en el 95% de los casos de problemas de columna.

En definitiva, para evitar todo dolor de espalda beber bastante agua y hacer una serie de ejercicios a fin de crear un vacío intermitente que atraiga el agua dentro del espacio del disco.

La migraña

La migraña también suele deberse a la deshidratación, es un indicador de regulación crítica de la temperatura corporal. Es decir, es una dolencia que revela una especie de «estrés de calor».

Un exceso de mantas en la cama que no dejan que el cuerpo regule su temperatura durante el sueño, bebidas alcohólicas que provocan deshidratación celular -particularmente en el cerebro-, situaciones de alergia que hacen secretar histamina o un exceso de calor ambiental sin ingesta de agua son ejemplos típicos de ese «estrés de calor». Algo que se evita con la simple ingesta regular de agua. Y, en este caso concreto, de agua fría que baje la temperatura del cuerpo y del cerebro desde el interior y promueva el cierre del sistema vascular periférico cuya dilatación, es la causa desencadenante de la migraña.

La depresión y la fatiga crónica

Comúnmente se acepta que la depresión está asociada al estrés social, es decir, al temor, la ansiedad, la inseguridad, los problemas matrimoniales y emocionales persistentes…

La depresión -que no la tristeza, el decaimiento, etc.- es el resultado de una carencia de agua en el tejido cerebral. Aseveración que apoya explicando que el cerebro utiliza la energía eléctrica para funcionar y ésta se genera en el interior del cuerpo… merced precisamente a la circulación del agua.

Consiguientemente, con la deshidratación el nivel de generación de energía disminuye, especialmente en el cerebro, por lo que muchas funciones cerebrales que dependen de ese tipo de energía se vuelven ineficaces.

Agregando que ese estado depresivo causado por la deshidratación es también lo que suele llevar al llamado Síndrome de Fatiga Crónica, afección que no sería sino una etiqueta puesta sobre una serie de problemas fisiológicos avanzados que se hallan asociados al estrés y, por ende, a la deshidratación crónica. Afirmación que apoya en el hecho de que en todos los casos que ha tratado, tras un periodo de tiempo corrigiendo la deshidratación y sus complicaciones metabólicas, el Síndrome de Fatiga Crónica mejoró de forma sorprendente.

El estrés

Cuando el cuerpo está deshidratado pone en marcha unos procesos fisiológicos similares a los que activa cuando está atendiendo una situación de estrés. Por eso para él la deshidratación causa estrés y el estrés causa una posterior deshidratación ya que agota las reservas de agua del cuerpo.

En cuando a los efectos de la cafeína y otros estimulantes es verdad que a veces pueden considerarse deseables pero el consumo constante de café, té o colas en sustitución del agua priva al cuerpo de su plena capacidad de formar energía hidroeléctrica. El exceso de cafeína anula la energía ATP almacenada en el cerebro y en el cuerpo por lo que es una de las principales causas que llevan tanto al llamado Déficit de atención como al Síndrome de Fatiga Crónica. Es más, un exceso de cafeína puede a largo plazo terminar cansado al corazón a causa de su excesiva estimulación.

Cabe agregar que algunos tests experimentales han demostrado que la cafeína perjudica la vista y a los componentes de la memoria que tienen que ver con la facultad de aprendizaje. De ahí que las personas afectadas de Alzheimer y los niños con dificultades para estudiar no debieran tomar café nunca.

La Hipertensión

La actividad del denominado sistema renina-angiotensina-aldosterona -un mecanismo subordinado a la activación de histamina en el cerebro- es esencial en el control del volumen y la presión sanguínea activándose para conservar el agua cuando falta ésta o cuando hay carencia de sodio en las células. Es más, hasta que el contenido de agua y sodio del cuerpo no alcanza un nivel adecuado el sistema actúa estrechando la capa capilar y el sistema vascular. Un estrechamiento cuyo nivel se puede medir y conocemos como hipertensión.

La razón de ese estrechamiento de los vasos sanguíneos durante una situación de estrés es fácil de comprender. Cuando hay estrés parte del agua disponible se usa para disolver las materias almacenadas, como las proteínas, el almidón y la grasa. Y es para compensar el agua gastada que se pone en marcha el sistema renina-angiotensina-aldosterona coordinando su funcionamiento con la vasopresina y otras hormonas. Cabe añadir que son los riñones el principal lugar de actividad de ese sistema. A fin de cuentas, son los responsables de la producción de orina con que eliminamos las toxinas y demás material de desecho.

Bueno, pues para poder trabajar en condiciones los riñones necesitan suficiente agua. Y es verdad que ante su carencia pueden concentrar la orina pero no es menos cierto que esa capacidad no debe usarse hasta el límite so pena de dañar el riñón. En suma, el sistema renina-angiotensina-aldosterona es más activo cuando los riñones están dañados y la producción de orina es insuficiente. Y, por tanto, provocar disfunciones renales. Los problemas renales, por tanto, pueden también ser consecuencia de una deshidratación crónica y de una carencia de sodio (sal).

En definitiva, la presión arterial alta es también el resultado de un proceso de adaptación a la carencia de agua en el cuerpo. «El agua es, por sí misma, el mejor diurético natural. Si las personas que tienen hipertensión y producen la cantidad de orina adecuada aumentaran su ingesta diaria de agua no necesitarían tomar diuréticos».

El Colesterol

La explicación de la llamada hipercolesterolemia o exceso de colesterol en el organismo difiere también mucho de la convencional. Según él, tener demasiado colesterol en sangre no es sino un mecanismo de defensa de las membranas celulares contra la fuerza osmótica de la sangre a fin de conservar el agua, o bien señal de que la sangre concentrada no puede liberar bastante agua para atravesar la membrana celular y mantener las funciones celulares normales.

Es decir, la excesiva elaboración de colesterol y su depósito en la membrana celular no es más que parte del objetivo natural de proteger a las células vivas de la deshidratación ya que es como una especie de «arcilla» natural que hace de pared celular impidiendo el paso del agua.

Según explica, en las células vivas con núcleo el colesterol es el agente que regula la permeabilidad al agua de la membrana celular. Y en las que no poseen núcleo la composición de los ácidos grasos empleados en la elaboración de la membrana celular le da el poder de sobrevivir a la deshidratación.

La producción de colesterol en la membrana celular es, pues, una parte del sistema de supervivencia de la célula. Por consiguiente, es una sustancia absolutamente necesaria y su exceso lo único que es denota es que existe deshidratación.

Por tanto, si aportamos al cuerpo el agua necesaria antes de ingerir alimentos evitaremos la formación de colesterol en los vasos sanguíneos.
Así pues, el exceso de colesterol no sino el resultado de la deshidratación.

Eso sí, cuando un aumento de la ingesta de agua hace bajar los niveles de colesterol pero éstos aumentan luego otra vez hay que asegurarse de que el cuerpo no tiene deficiencia de sodio.

El sobrepeso

También el sobrepeso está relacionado con el agua. Algo que justifica explicando, en primer lugar, que las sensaciones de sed y hambre se tienen cuando el nivel de energía del cuerpo está bajo. En tales casos el organismo moviliza la energía almacenada en la grasa para lo que necesita poner en marcha los mecanismos de secreción hormonal. Sólo que como ese proceso tarda más tiempo del que a veces puede esperar, la parte frontal del cerebro se encarga de obtener energía inmediata a partir del azúcar de la sangre o de la «hidroelectricidad». Téngase en cuenta que el cerebro gasta una enorme cantidad de energía y por eso recibe aproximadamente el 20% de toda la circulación sanguínea.

Es decir, para cubrir sus necesidades energéticas el cerebro utiliza dos mecanismos:

  • El azúcar presente en la sangre, que obtiene con la metabolización de la comida
  • El suministro de agua y su conversión en energía hidroeléctrica.

El problema es que el ser humano no sabe distinguir entre la necesidad de sed y la necesidad de comida y cuando estas señales llegan… tiende a comer. Porque como ya explicamos en nuestro anterior artículo, la boca seca no es sino el último aviso, la señal de alarma cuando la deshidratación prácticamente ya es un hecho. Y al alimentarnos en exceso por no entender que el cuerpo nos pide agua y no comida, uno gana peso.

El asma y las alergias

El asma y las alergias son igualmente indicadores de que el cuerpo ha recurrido a un aumento en la producción de histamina ante la falta de agua.

Está constatado que en los asmáticos hay un incremento del contenido de histamina en sus tejidos pulmonares y que es precisamente esa sustancia la que regula la contracción muscular bronquial. A fin de cuentas, los pulmones son uno de los órganos que tienen mayor pérdida de agua a causa de la evaporación que provoca la respiración. La histamina, pues, se produce para evitar la constricción bronquial. Se trata, por tanto, de una maniobra simple y natural para preservar el agua. Obviamente, cuando el estado de deshidratación es importante se libera una cantidad exagerada de histamina.

Por eso beber la cantidad adecuada de agua diariamente ayuda a aliviar y prevenir tanto el asma como las alergias. Debe añadirse, en cualquier caso, que otro papel importante en el asma lo desempeña el sodio (que normalmente se ingiere con la sal o cloruro sódico). Y es que cuando hay escasez de agua el cuerpo empieza a retenerlo.

Por otra parte, en algunas personas la escasez de sodio en el cuerpo puede producir los mismos síntomas que en el caso de la falta de agua. Conviene pues que en las crisis asmáticas graves se tome abundante agua con una pizquita de sal -póngala bajo la lengua sin que toque el paladar para que no lo irrite- ya que ésta es un antihistamínico natural.

Además, si bien el agua mantiene el paso del aire húmedo y evita que los conductos se sequen cuando el aire entra y sale de los pulmones, en las primeras fases del asma se secreta moco para proteger los tejidos de las vías respiratorias pero a veces en demasiada cantidad y el moco se queda pegado a las paredes evitando el paso normal de aire por ellas.

Afortudamente, el sodio es un rompedor natural del moco.

El asma no es una enfermedad sino una adaptación fisiológica del cuerpo a la deshidratación y a la restricción de sal que se manifestará siempre que no se preste suficiente atención al consumo de agua y de sal. Por eso basta una pizca de sal en la lengua después de beber agua para hacer creer al cerebro que un montón de sal ha entrado en el cuerpo y relaje los bronquiolos.

Diabetes

Como el lector sin duda sabe, la diabetes es un desorden del metabolismo -el proceso que convierte el alimento que ingerimos en energía- siendo la insulina el factor más importante del proceso. Pues bien, la diabetes Tipo I es muy probablemente también el resultado final de una carencia de agua.

¿La razón? Como ya hemos visto, cuando hay deshidratación el cuerpo produce histamina para regular el nivel agua… pero paralelamente se activan un grupo de sustancias conocidas como prostaglandinas, implicadas también en un sistema subordinado de distribución racionada de agua a las células del cuerpo. Siendo una de ellas la prostaglandina tipo E, que parece estar también implicada en la elaboración de la solución bicarbonatada que contrarresta la acidez de los alimentos en el proceso digestivo pero que se encarga también de inhibir naturalmente la secreción de insulina por el páncreas.

Es decir, la prostaglandina E tiene dos funciones claras: por un lado, distribuir agua al páncreas; y, por otro, inhibir la acción de la insulina. Y sería esa inhibición la causa de la diabetes tipo I. Que, por tanto, sería consecuencia de la causa principal: la deshidratación crónica.

En cuanto a la diabetes Tipo II -cuando las células pancreáticas han perdido ya la capacidad de producir insulina-, se debería a la deshidratación crónica y al trastorno del metabolismo de los aminoácidos en el organismo, responsable muy probablemente de la destrucción de la estructura del ADN en las células beta del páncreas encargadas de producir la insulina.

Basta un consumo diario, estricto y regular de agua y asegurarse de ingerir el principal conductor y supervisor del bienestar del cuerpo -el triptófano y sus neurotransmisores derivados- para estar en condiciones óptimas de regular todas las funciones corporales.

Otras patologías

La verdad es que no hay apenas dolencias que no tengan que ver con la deshidratación crónica, excepción hecha de las enfermedades infecciosas o los traumatismos.

Así, asegura que muchos de quienes padecen insomnio, por ejemplo, pueden resolver su problema bebiendo antes de acostarse un vaso grande de agua y poniendo luego una pizca de sal en la lengua -sin tocar el paladar porque podría causar irritación, como ya dijimos- ya que ello induce el sueño en sólo unos minutos. La explicación es que con esa acción se altera el porcentaje de descarga eléctrica en el cerebro y ello provoca sueño.

También asevera que si es usted de esas personas que a veces sufre desmayos después de una ducha ha de saber que se debe a que las reservas de agua de su cuerpo no son suficientes para llegar al cerebro cuando los vasos sanguíneos de la piel se abren a causa del calor del agua. Por lo que recomienda beber siempre un vaso de agua antes de meterse bajo el grifo.

Incluso las relaciones sexuales se verían afectadas por la deshidratación.

Cuando el cuerpo está bien hidratado se dan todos los requisitos hormonales y fisiológicos para una vida sexual satisfactoria y una libido más que adecuada. Y agrega que, en todo caso, uno o dos vasos de agua antes de la relación ayudan a obtener una erección sostenida y más firme en los hombres y mayor lubricación en las mujeres.

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