Dormir mal: ¿Como tratar este problema?

03/06/2014 • Informes • Views: 445

¿Por que dormimos mal? Según estudio en Latinoamerica, Buenos Aires es una de las ciudades más afectadas. El 70% de sus habitantes padecen trastornos del sueño.

El problema afecta a la población de grandes ciudades. Puede derivar en impacto cardiológico o diabetes. En algunos hospitales porteños las consultas aumentaron hasta un 60% en el último año.

Mal humor. Somnolencia. Falta de concentración. Impacto cardiológico. Diabetes. El 70% de los habitantes de Capital Federal y Gran Buenos Aires padece trastornos del sueño, que suelen derivar en alguno de estos problemas, según el último estudio de la Sociedad Latinoamericana del Sueño. A la hora de irse a dormir no todos logran soñar con los angelitos y reponer energías para el día siguiente. A veces, conciliar el sueño se transforma en una pesadilla.

El informe, realizado en 2002 paralelamente en San Pablo, México D.F. y Buenos Aires con 1.776 personas, tuvo como objetivo demostrar las alteraciones del sueño que se presentan en las poblaciones urbanas de grandes ciudades. Desde insomnio, ronquidos y apneas, hasta alteraciones cardiológicas y desestabilizaciones del organismo que pueden terminar en cuadros de hipertensión o diabetes.

En la Unidad de Alteraciones de Sueño del Servicio de Neurología del Hospital Italiano, las consultas aumentaron un 60% en el último año. Y en el Centro Neurológico del Hospital Francés, las consultas aumentaron un 40%, según la doctora Margarita Blanco, jefe de la Sección Neurofisiología Clínica y Medicina del Sueño del Servicio de Neurología.

«Alteraciones de la memoria, irritabilidad, agresividad y somnolencia excesiva diurna son algunas consecuencias. Este último problema es un peligro en sí mismo, ya que causa el 35% de los accidentes del tránsito, según el Instituto de Seguridad y Educación Vial», señala Blanco.

En el Hospital Italiano «la mayoría acude por trastornos relacionados con fenómenos depresivos, ansiedad, insomnio y ronquidos», dice el doctor Guillermo Zanniello, jefe de la Unidad de Alteraciones del Sueño, y agrega que «el impacto cardiológico y cerebrovascular en cuadros de apneas cada vez es más frecuente».

¿Qué son las apneas?

Las apneas se producen cuando se deja de respirar por más de 10 segundos. Si se registran más de 10 episodios por hora se está ante la presencia del síndrome de apnea obstructora, que implica un factor de riesgo alto de hipertensión, hemiplejia o infarto de miocardio. «Uno de los síntomas más frecuentes es el ronquido y cerca del 10% de la población mayor de 40 o 50 años puede tener este problema», explica el doctor Javier Domínguez, de la Sección Neurofisiología Clínica y Medicina del Sueño del Hospital Francés.

Propicios a dormir mal

Entre los enemigos más peligrosos del sueño figuran el estrés, la obesidad y el sedentarismo. Por eso los especialistas no dudan en recomendar un cambio de hábitos rotundo para iniciar el tratamiento. Bajar los niveles de tensión que se viven durante el día, apostar a una dieta balanceada y realizar actividad física es lo primero que hay que tener en cuenta para atacar los trastornos del sueño. No pegar un ojo en toda la noche también afecta el apetito y la actividad sexual.

Los tiempos de crisis no son precisamente los mejores aliados. Según el último estudio realizado por especialistas del Club del Sueño a 600 mujeres y 400 hombres, el 32% de los encuestados reconoció que su sueño empeoró después de diciembre de 2001, corralito y estampida del dólar mediante.

Pero la lista de enemigos también incluye estimulantes como el café, el té y el mate (contienen cafeína), el tabaco y el alcohol: son un trampolín hacia la gastritis y otros problemas digestivos.

«Las alteraciones en la cantidad y calidad de sueño traen como consecuencia la falta de descanso. Muchos recurren a estos estimulantes externos, que provocan un bloqueo del cansancio por la secreción de adrenalina y glucocorticoides, cuya excesiva secreción es un factor predisponente para desestabilizar el organismo y provocar diabetes, por ejemplo», dice el doctor Domínguez, miembro del Club del Sueño (ubicado en La Rioja 951), un espacio de reflexión al que todos los lunes se acercan más de 50 personas para plantear dudas y compartir problemáticas.

Los últimos jueves de cada mes, a las 19, se realizan allí encuentros coordinados por la directora, Margarita Blanco, quien enfatiza «la necesidad de buscar las causas que provocan las alteraciones, para encontrar un esquema diario que permita desarrollar mejor las tareas y, en consecuencia, dormir mejor».

Lo que hay que hacer

Los especialistas resumen lo que se debe y lo que no se debe hacer antes de apoyar la cabeza en la almohada, en una expresión: la higiene del sueño. No importa la cantidad de horas, dicen. Sí la calidad del sueño. «Para un adulto lo habitual son 7 horas, pero hay quien está bien con menos y quien necesita más. Lo importante es que a la mañana se sienta despejado y activo», propone la doctora Mirta Averbuch, directora del Departamento del Sueño y la Vigilia del TCBA (Tomografía Computada de Buenos Aires).

Una buena higiene del sueño incluye ordenar los horarios, evitar las comidas pesadas y el exceso de café y alcohol y, por último, generar un reposo productivo. «El relax es un aspecto muy personal, pero el ocio, la lectura, la charla con amigos o una película colaboran para lograrlo», señala el doctor Zanniello y recomienda «no pasar de una alta producción durante el día a quedarse dormido inmediatamente».

Las pastillas para dormir

Para combatir el insomnio, muchos recurren a las pastillas de melatonina. Según la consultora IMS (auditora del sector farmacéutico), las ventas de un producto que contiene esa sustancia aumentaron un 6,5% en el primer cuatrimestre de 2003, respecto al mismo período de año anterior. Es un regulador fisiológico del sueño, que ordena el reloj biológico.

Pero atención: «No es una pastilla para dormir, es un neuromodulador que actúa sobre los ritmos biológicos. Como después de los 50 decae la secreción de melatonina, es bueno para la gente mayor de esa edad», señala la doctora Averbuch, y dice contundente: «Dormir es irreemplazable, es el único mecanismo del que dispone el cerebro para recuperarse».

Tags: , , , , , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.