Cómo minimizar el desperdicio de alimentos

16/05/2014 • Cocina, Tips de Cocina • Views: 3879

A diario, se desperdician alimentos que podrían haber sido consumidos o que podrían haber tenido otro uso ¿Qué medidas podemos tomar para reducir el desperdicio, ahorrar dinero y recursos?

Disminuir el desperdicio de alimentos ocupa uno de los principales puestos en el orden del día de las instituciones europeas. Esto requiere asimismo cambios en el comportamiento de los consumidores.

¿Por qué se desperdician alimentos?

Existen numerosas explicaciones para el desperdicio de los alimentos y estas varían entre los sectores de la cadena alimentaria. Faltan datos normalizados sobre el desperdicio de alimentos, especialmente en los sectores de manufactura y comercio minorista. El desperdicio de productos alimenticios agrícolas también requiere de una mayor investigación. La mayor parte del desperdicio durante la fabricación parece ser inevitable; gran parte de estos productos objeto de desperdicio no son comestibles o se derivan de cuestiones técnicas que dan lugar a una sobreproducción o a productos defectuosos o deteriorados. Los mayoristas y minoristas se enfrentan a retos logísticos, incluida la gestión de las existencias: la anticipación de la demanda y el correcto almacenamiento, el cumplimiento de las expectativas de calidad del producto y la coordinación entre sectores.

En lo que respecta a las cocinas de los hogares y del sector hostelero, las principales explicaciones para el desecho de alimentos (desperdicio que podría evitarse) son que se trata de restos en los platos, excedentes de cocina o de productos no consumidos en su debida fecha. En este caso, el desperdicio hace referencia tanto a la concienciación y a la actitud de los individuos como a habilidades prácticas de gestión de los alimentos, tales como la planificación, el racionamiento y el almacenamiento. Las causas del desperdicio en los hogares pueden variar en función de factores regionales, incluido el clima, el estatus socioeconómico o la cultura, por ejemplo, la costumbre de preparar más comida de la que se puede consumir y de que sobre. Para prevenirlo, se recomienda una mayor investigación a nivel nacional.

La fecha del etiquetado de los alimentos es una de las piezas informativas más importantes que buscan los consumidores. Estudios revelan confusión en cuanto a la fecha del etiquetado: alrededor de un tercio de los alimentos son desechados antes de la fecha de consumo preferente. Las prácticas de almacenamiento también son susceptibles de mejora. La mayoría de las frutas y hortalizas duran más si se mantienen refrigeradas. Sin embargo, solo el 23% de los consumidores afirmó que almacenaría fruta fresca en el frigorífico, y un 53% almacenaría en él hortalizas frescas. Muchos de ellos mantendrían alimentos sin precintar o sueltos, al aire libre, lo que podría reducir su frescura (por el contrario, el pan se estropea más rápidamente en el frigorífico).

Actuar contra el desperdicio de alimentos

En la Directiva Marco sobre los residuos de la UE 2008/98/CE, una jerarquía para el tratamiento de los residuos da prioridad a la reducción de los residuos en su origen, seguida de la reutilización, el reciclado y la valorización, mientras que la eliminación es el último recurso. Este concepto ha sido aplicado a los residuos alimenticios por la Agencia de protección del medio ambiente de Estados Unidos. Tras tratar de reducir los residuos en un primer momento, sugiere a continuación que los alimentos comestibles se redistribuyan entre personas, animales y a continuación a la industria.

En Europa, existen más de cien iniciativas para reducir la acumulación de residuos alimenticios. Las estrategias incluyen la concienciación a través de campañas, información, formación, medición de residuos y mejora de la logística. Sin embargo, la actividad es reciente y la evaluación limitada, por lo que se debe continuar con ambas.

Realización de campañas

El Programa de acción de residuos y recursos (Waste & Resources Action Programme, WRAP) realiza campañas en el Reino Unido para que la población «ame los alimentos y odie el desperdicio» (del lema en inglés «Love Food, Hate Waste»), y registró una reducción de residuos del 13% en un periodo de 3 años (2006/7–2010). El programa WRAP concluyó que las personas que planifican, hacen listas de la compra y controlan la comida de la que disponen desperdician menos alimentos que los «compradores espontáneos». La organización anima a las personas a aprovechar las sobras y a utilizar los alimentos con fecha de caducidad próxima en nuevas recetas. La concienciación a nivel de los consumidores también sería un vehículo de concienciación en la cadena alimentaria.

Un método consistiría en inculcar hábitos para minimizar el desperdicio por medio de clases de cocina. El Parlamento Europeo ha recomendado que se incorpore esta formación práctica a los planes de estudio. Existen oportunidades educativas similares en la industria hostelera.

Al mismo tiempo, la práctica de permitir que los comensales de un restaurante se lleven las sobras a casa (en un recipiente conocido como «doggy bag») es común en EE. UU. Es necesario que hagamos un esfuerzo para dejar a un lado la vergüenza. Las sobras deben refrigerarse en un plazo de 2 horas y consumirse en un plazo de 24 horas, bien recalentadas en su totalidad.

Comunicar la frescura

En el etiquetado de los productos alimenticios pueden encontrarse indicadas diversas fechas: fecha de consumo preferente, fecha de caducidad, fecha límite de venta y fecha límite de exposición, pero estas no siempre se usan de forma sistemática.

El Parlamento Europeo ha propuesto que el etiquetado de doble fecha incluya tanto la fecha límite de venta (que puede ayudar a evitar que los comercios minoristas vendan productos próximos a su fecha de caducidad) y la fecha de caducidad, pero para ello es necesario que los consumidores se familiaricen con la terminología.

Deben darse garantías a los consumidores de que «…utilizar su propio juicio (visual, olfativo y paladar) resulta adecuado para numerosos productos alimenticios», excepto cuando haya vencido la fecha de caducidad. Los consumidores deberían asegurarse de que el envase esté intacto y, en concreto, de que los productos desecados, como el azúcar, la harina y el café, no estén húmedos y no presenten insectos.

Una mayor orientación para los comercios contribuiría a normalizar la comunicación de las fechas y las indicaciones para el almacenamiento (lo que podría aumentar notablemente la vida media de los productos, por ejemplo, manteniendo los productos secos en envases herméticamente cerrados). Los congeladores ofrecen la oportunidad de conservar los alimentos. Las indicaciones sobre el etiquetado de los alimentos en lo que respecta a las instrucciones de congelación deben armonizarse de forma que los consumidores puedan congelar los alimentos con total seguridad. Los comercios minoristas también pueden ayudar a los consumidores fomentando el uso (la venta) de etiquetas y marcadores para congelador, recipientes de almacenamiento, bolsas isotérmicas (para llevar a casa los alimentos enfriados) y termómetros para frigorífico (para mantener los frigoríficos domésticos entre 0ºC y 5ºC).

La innovación en el envasado puede reducir los residuos (y el impacto medioambiental en general) mediante la mejora de los materiales y las características del diseño, como los envases herméticos reutilizables y el desarrollo de películas «inteligentes» que indiquen la pérdida de frescura mediante un cambio de color.

Un ahorro global

Como afirma la Organización para la Alimentación y la Agricultura, «es necesario darle un uso apropiado y beneficioso a los alimentos seguros que se desechan en la actualidad». Se estima que el desperdicio de alimentos aumentará con el crecimiento de la población, la demanda de alimentos y el aumento de la riqueza. La industria alimentaria, los comercios minoristas y los consumidores deben concienciarse y tomar medidas al respecto. Unas pocas medidas de eficiencia no solo resultarían beneficiosas para nuestro bolsillo, sino que tendrían resultados positivos a nivel mundial.

Algunas referencias:
Comisión Europea (2010). Preparatory study on food waste across EU 27. Bruselas, Parlamento Europeo (2011). Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de enero de 2012, sobre cómo evitar el desperdicio de alimentos: estrategias para mejorar la eficiencia de la cadena alimentaria en la UE. Bruselas, Potocnik J, Comisario Europeo de Medio Ambiente (2011). It’s time to stop wasting food. Congreso «Combating food waste in the EU». Bruselas, 8 de noviembre de WRAP (2011). Consumer insight: date labels and storage guidance. Banbury, Reino Unido Reglamento (UE) n. º 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor.
 

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