Trastornos de conducta alimentaria y la influencia de la sociedad moderna

Los trastornos de conducta alimentaria

29/04/2014 • Otros trastornos & adicciones, Trastornos & Desórdenes • Views: 5408

Los trastornos de conducta alimentaria se comenzaron a considerar como una enfermedad, desde que a fines del siglo XVIII se producen en Europa seis grandes revoluciones: agraria, científica, demográfica, industrial, social y sexual, las cuales preparan el terreno para el debilitamiento de la moral Victoriana y el ingreso a la sociedad de consumo.

Estos dos últimos factores permitieron el desarrollo del individualismo, y al mismo tiempo sometieron a la mujer a una enorme presión publicitaria de grandes empresas transnacionales para que controlara el peso corporal y la ingestión de alimentos, que entrara en competencia consigo misma y con los demás, que se convirtiera en el ideal de belleza propagado por los medios de comunicación masiva, una de cuyas condiciones es la línea, la figura esbelta, la silueta, es decir la delgadez.

Influencias sociales

En esta sociedad posmoderna, se asumen a los TTCA desde un paradigma Alternativo en Salud (Lorens Arnais) en el cual se concibe al hombre como una totalidad biopsíquica inserto en una sociedad y en un medio ambiente, que atraviesa etapas y crisis vitales; considerando a la Salud mental como resultado de la calidad de los vínculos, la comunicación y la inserción social de la persona; con una actitud básica de prevención y abordaje de las enfermedades, por medios a la vez técnicos, químicos y humanos, con buena comunicación entre estos y sobre todo con una formación humanística de los agentes de salud que permitan la comprensión del sufrimiento.

Por ello, nuestro país debe comprometerse con una mejor inversión para incentivar la prevención de los TTCA y la promoción de la salud por medio de investigaciones rigurosas que utilicen una metodología del más alto nivel, ya que el objetivo de la prevención es evitar el sufrimiento. Los estudios de resultados de tratamientos demuestran que la intervención temprana es el mejor factor de la recuperación, y el método más económico para eludir tratamientos potencialmente muy costosos. Este tipo de prevención abarca los esfuerzos para atenuar la incidencia de los TTCA en los individuos que todavía no han desarrollado ningún síntoma clínico significativo.

Dado que los TTCA pueden presentar un curso crónico durante muchos años con una alta tasa de recaídas, estas afecciones ocasionan un largo y prolongado sufrimiento que provoca tanto un deterioro somático como psicosocial. En síntesis, en el nivel individual, estos trastornos parecen constituir un grave problema de salud, lo que se ve reflejado en su profundo sufrimiento, inferior calidad de vida, cronicidad y mortalidad.

Según varios estudios de casos registrados por el Sistema de Salud la incidencia anual de la Anorexia Nerviosa en la comunidad es del 8%, pero esta cifra es menor que la real, porque no todos son derivados al sistema. La frecuencia de la BN es mayor y se calcula en 11,4% por año. Sin embargo, también esta cifra debe tomarse con precaución: debido a la falta de datos, el mayor tabú sobre la BN y su menor visibilidad comparada con la AN. La verdadera periodicidad de esta enfermedad parece aún tan secreta como lo es el mismo síndrome para muchos pacientes.

Kendler y col. (1991) y Garfinkel y col. (1995) definen a la edad de inicio de los TTCA como la edad en la que el individuo presenta por primera vez los síntomas del síndrome total de AN o BN. Por el contrario, Fairburn y col. (1997) la definen como la edad en la que emerge el primer síntoma clínico significativo (como las dietas demasiado restrictivas, o los atracones o purgas recurrentes).

Las investigaciones halladas sobre el tema, realizadas en países desarrollados son mayormente en adolescentes y adultos, y en menor medida se encuentran trabajos en niños en edad escolar. Estas últimas acerca de la prevención de los TTCA en niños, hallaron los siguientes resultados sobre las dietas y la preocupación por el peso/silueta en alumnos de escuelas primarias: (de Vandereycken, W. y Noordenbos, C.)

De una muestra de 238 varones y 219 niñas de 9 a11 años, 40 % manifestó hacer dietas “a veces”; 33 % de las niñas y 17 % de los varones se preocupaban por su gordura “ muy a menudo”.

En niñas de 9 a 11 años caucásicas aproximadamente 30 % de 9 años, 55 % de 10 años y 65 % de 11 años creen que son demasiado gordas, aprox. 45 % de 9 años, 80 % de 10 años y 80 % de 11 años respondieron “ si “ a por lo menos una de las cinco preguntas sobre la “alimentación restringida”.

2379 niñas de 9 a 10 años, un 40 % trataban de adelgazar.

109 varones y 95 niñas de 8 a 10 años, 55 % de las niñas y 35 % de los varones sentían insatisfacción con su talla; la mayoría de las niñas insatisfechas querían ser más delgada, mientras que aproximadamente la misma cantidad de varones insatisfechos deseaban ser más grandes y no más delgados.

Por ello los objetivos de esta investigación consisten en aplicar un instrumento predictor adecuado al grupo etáreo que determine tanto los precursores como los patrones más congruentes de las actitudes y conductas asociadas con los TTCA a nivel local. Tenemos la esperanza que en un futuro será posible identificar las causas y los individuos en riesgo con suficiente exactitud como para llevar a cabo una prevención a nivel individual, familiar y comunitario.

 

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