¿Los nervios nos engordan y enferman?

24/04/2017 • Noticias e Informes, Salud & Consejos • Views: 251

Conoce cómo el estrés afecta el corazón, la piel, la memoria y los depósitos de grasa.

Las palmas sudorosas, el corazón acelerado y las sensaciones de sensación de náuseas en tiempos de crisis son una reacción natural y primitiva conocida como la respuesta al estrés y, en pequeñas dosis, se puede decir que es una cosa saludable. Nos permite estar un estado de alerta para reaccionar ante un desafío o peligro inminente.
Pero cuando el estrés o el nerviosismo excesivo se vuelven constantes, como un trabajo abrumador o presiones financieras, pueden conducir a un catálogo de problemas de salud -desde obesidad y acné hasta enfermedades del corazón-. La investigación australiana encontró e informo en junio del 2016 que altos niveles de estrés pueden causar que las células cancerosas se extiendan seis veces más rápido.

Ahora, un creciente campo de estudio médico conocido como Psiconeuroendocrinmunología (PNEI) está explorando los vínculos entre el sistema nervioso y el desarrollo de la enfermedad. Aquí, entonces, enumeramos como nos afecta:

¿Cómo reacciona el cuerpo frente al estrés?

Cuando su cuerpo siente peligro, desencadena una respuesta que comienza en la glándula del hipotálamo de su cerebro, que envía señales a las glándulas suprarrenales (dos glándulas que se sientan en la parte superior de los riñones) para liberar las hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina. Estos aumentan la presión arterial y dan a su cuerpo un golpe de glucosa para ayudarle a superar el peligro inmediato.

El cortisol y otras hormonas del estrés son importantes porque preparan nuestros cuerpos para reaccionar ante la amenaza. Pero cuando nuestro cortisol es demasiado alto por demasiado tiempo, puede conducir a problemas de salud física y mental.

La conexión con el cáncer

El estrés en sí no causa cáncer, pero puede frenar la recuperación y aumentar su progresión.

Hay dos ramas principales de su sistema inmunológico: la inmunidad diurna, que se dirige a posibles infecciones como los gérmenes recogidos en el transporte público o la calle; Y la inmunidad nocturna, que libera células asesinas naturales que combaten invasores encubiertos, como las células cancerosas.
Ahora bien, el estrés crónico y prolongado puede conducir a una deficiencia en su inmunidad nocturna, que es crucial para la protección contra el cáncer.
Los estudios respecto a la calidad de vida y supervivencia al cáncer de mama han demostrado que después del tratamiento, aquellas personas con altos niveles de cortisol mueren estadísticamente antes y sobreviven menos que aquellos con niveles más bajos. Una revisión 2016 publicada en la revista Integrated Cancer Therapy encontró que el cortisol elevado era el más común biomarcador encontrado en pacientes con cáncer de mama y concluyó que la atención plena, la respiración y las técnicas de estiramiento y relajación podrían ofrecer una mejora potencial en la actividad inmune.

Grasa, antojos y esa grasa abdominal

¿Anhelas alimentos grasos o dulces en situaciones tensas y estresantes? El alto cortisol puede afectar la transmisión de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor vinculado a nuestro sistema de recompensa. Eso nos hace más susceptibles a buscar recompensas por comer más y conduce a mayores antojos.

El cortisol también inhibe la descomposición de la grasa. Almacenarla para luchar contra una amenaza futura hubiera sido alguna vez esencial desde una perspectiva evolutiva.
También puede afectar donde se deposita la grasa en el cuerpo. Parece estar relacionado con la forma en que responde cada individuo al estrés. Se ha argumentado que las personas que se adaptan mejor al estrés son menos propensas a tener grasa visceral. La grasa en el abdomen se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.

Memoria, Alzheimer y demencia

El estrés crónico podría ser un factor de riesgo para la demencia. Se ha demostrado que las personas con enfermedad de Alzheimer tienen niveles más altos de cortisol en la sangre y, con el tiempo, esto puede causar daño al hipocampo, un área del cerebro involucrada en la memoria y una de las primeras áreas afectadas por la enfermedad.

Algunos estudios han demostrado que más estrés psicológico en la vida de una persona está vinculado a un mayor riesgo de desarrollar demencia, aunque exactamente cómo esto sucede no está claro. Una explicación podría ser la inflamación. Cuando nuestros cuerpos están bajo estrés, producen citoquinas pro-inflamatorias, factores inmunes que combaten las infecciones. Cuando estas citocinas se elevan durante un período de tiempo, la inflamación puede resultar y afectar no sólo la capacidad de nuestros cuerpos para combatir la infección, su riesgo de enfermedades del corazón y el cáncer, sino también nuestros cerebros. La inflamación puede disminuir el número de células neuronales en nuestro cerebro y afectar la forma en que la red entre sí y la forma en que memorizar las cosas.

Enfermedad del corazón

Durante la respuesta al estrés, su respiración aumenta y el corazón late más rápido en un esfuerzo por bombear más oxígeno y sangre a los músculos, preparándolo para la lucha. Las hormonas de estrés también hacen que sus vasos sanguíneos se contraigan y aumenten la presión arterial.
Las hormonas de estrés elevadas con el tiempo conducen a una inflamación que daña el revestimiento interno de los vasos sanguíneos, lo que puede facilitar la producción de placas arterioscleróticas que obstruyen las arterias, aumentando el riesgo de ataque cardíaco.

El estrés y la piel

Las espinillas o las escamas cutáneas que se inflaman cuando estás estresado no son de tu imaginación. De hecho, se ha visto un aumento en el acné en adultos estresados. El estrés no sólo retrasa la curación de heridas, las hormonas del estrés también conducen a la producción de más aceite en la piel y el bloqueo de los folículos pilosos que conducen al acné.

Condiciones como el eccema y la psoriasis también están estrechamente vinculados al estrés. El cerebro está conectado a través de los nervios a la piel, por lo que cuando te estreses, liberas sustancias químicas en el cerebro que pueden ser pro-inflamatorias y llevar a brotes.
Se ha demostrado que pacientes con psoriasis tratados con luz solar y relajación, se curan en la mitad del tiempo, comparadas con aquellas personas que solo reciben tratamiento estándar. Hable con su médico de cabecera sobre cómo obtener esta referencia.

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