Cocinar para uno: 3 claves para un buen menú

08/04/2018 • Cocina, Tips de Cocina • Views: 6422

Encontrarse la nevera/heladera medio vacía o alimentarse a base de precocinados, son algunos de los males que sufren las personas que viven solas. Sin embargo, planificar los menús y la despensa son la clave del equilibrio perfecto de la cocina para uno.

Cocinar para uno puede ser tan desalentador como cocinar para una familia numerosa, o incluso más. Hay que comprar en cantidades pequeñas, cocinar raciones ridículas y en muchas ocasiones tirar a la basura.

Para superar esta situación es necesario planificar los menús. Esta operación comienza en el propio supermercado. Hay que huir, ante todo de las ofertas y de los tamaños familiares o de los paquetes que incrementan su tamaño por el mismo precio. ¿De qué sirve comprar más barato si luego hay que tirarlo?. Es mejor pagar un poco más por cantidades más pequeñas pero disfrutar de ellas y además variar más los platos.

1) La lista de compras

Bebidas. Las botellas deben ser individuales o mejor aún en lata. Un brick de zumo que se quede abierto en la nevera durante tres o cuatro días es inservible.

Conservas. Latas de atún, berberechos, anchoas en salazón, siempre los tamaños más pequeños. Nada de abrir una lata y meterla en la nevera. Al cabo de cinco días estas conservas acabarán en la basura.

Leche. Irá en función de la cantidad que se tome al día. Pero, si no se toma mucha es mejor optar por los envases de medio litro o los bricks individuales que justo contienen la medida de un vaso. Además estos poseen la ventaja añadida de poder llevarlos al lugar de trabajo, para los días que no da tiempo a desayunar.

Platos para microondas. Normalmente los cocinados preparados para estos hornos suelen incluir sólo una ración. En ocasiones pueden resultan una buena solución, aunque tampoco conviene abusar.

Verduras. No hay que olvidarse de las que vienen congeladas, ya que se puede comprar la ración que apetezca. Comprando un kilo de verduras congeladas se varía entre tres o cuatro tipos. De este modo quedan cubiertas gran cantidad de vitaminas.Si se prefiere comprarla fresca es mejor optar por las bandejas de pequeño tamaño que suele haber en los supermercados y si no, comprarlas por mitades en tiendas de confianza.

Fruta fresca. Lo mejor es comprar la fruta por unidades. Dos manzanas, dos naranjas o una pera. Siempre lo que se crea que se vaya a consumir.

2) La Despensa

Saber comprar es fundamental.

También lo es tener una despensa bien organizada, ahorra tiempo y mejora la calidad de la alimentación.

Alimentos integrales

La despensa está pensada para almacenar productos por un determinado periodo. Por ello, en la medida que sea posible, es preferible escoger alimentos integrales que son los que menos nutrientes pierden con el paso del tiempo.

Almacenar en proporción

No hay que olvidar que la despensa, y sobre todo la de quien vive solo debe tener de todo, pero en la proporción adecuada. No se trata de hacer acopio de productos de capricho. Lo más importante es seleccionar en función de las necesidades, tanto de consumo como nutricionales.

Buena planificación

Puede ser de gran ayuda saber los alimentos que se van a consumir. Cocinar para varios día y congelar los alimentos, permite mantener una dieta sana y equilibrada. Para ello, se puede hacer uso de los sistemas de envasado al vacío con los que los alimentos conservan todas sus propiedades durante más tiempo.

3) Organización

Sobre todo, resulta muy importante tenerla bien ordenada. Todos los productos deben mostrar en lugar bien visible la fecha de caducidad.

Si, por cualquier motivo, se han duplicado o triplicado alimentos del mismo tipo, se han de colocar detrás los que caducan más tarde. Asimismo, cuando se hace una nueva compra, los productos nuevos deben incorporarse detrás de los que ya había, así se facilita una renovación constante.

Cocinar un plato y utilizar los restos para otro

No se trata de comer los restos simplemente, se trata de elaborar otro plato pero contando siempre con el ingrediente “resto”. Por ejemplo, si se ha preparado un arroz para tomarlo a la cubana, al día siguiente con el sobrante se prepara una ensalada fría de arroz, a la que se puede añadir un tomate, una lata de atún, unos guisantes o algo de embutido.

Congelar el pan

Si un día sobra pan, mejor congelarlo. Llegarán los días que se salga tarde del trabajo y no se pueda comprar. También se puede congelar una barra entera en rebanadas que se descongelan rápidamente y así se consumen justo las necesarias.

Tener recipientes de congelación para una ración.

De esta forma, lo que se guarda en la nevera o congela es cantidad suficiente para uno. Cuándo se consuma no habrá riesgo de excedencias.

Comprar lo imprescindible

Se debe procurar no acumular alimentos. Sobre todo aquellos que no son imprescindibles o de capricho. Es importante tener una despensa, pero no hay que olvidar que ésta debe facilitarnos la alimentación, no ser una caja de sorpresas.

Adaptar la despensa al ritmo del consumo

Dicho de otra forma, almacenar lo que se come y comer lo que se almacena. Se trata de rotar los alimentos. Si hay una excesiva cantidad esto no resulta; o se estropea la comida o se come a disgusto.

 

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